Humbert Humbert sí que era un pederasta consumado. ¿Y qué pasó? ¿Se lo comieron frito? ¿Fueron condenados los libros a la hoguera? Ni hablar: siguió con su existencia pacífica de personaje literario, reeditándese "Lolita" una y otra vez, cientos de veces hasta ser considerada una de las obras cumbre de la literatura del siglo XX...Y Nabokov (ese turista lingüístico, como decía Steiner, que pasó sin mayor problema del ruso al inglés) tan campante, viviendo de los réditos de su personaje infame...
Yo, en cambio, preveo para mi persona mil y una diatriba, mil y una infamias, mil y una maldades vertidas contra mi persona.
Seré tachado de las peores atrocidades; yo, que fundé mi existencia sobre esta premisa: "Sólo la represión funda ciudades". Maldonado dixit.
(En la ilustración, un fotograma de la película "Lolta", de Stanley Kubrick, basad en la novela homónina de Vladimir Nabokov).
Pero ¡qué descaro! ¡Hablar de mí tan impúdicamente! Que si soy misógino, que si soy un ser caricaturesco, que si tengo el centro de la felicidad averiado...Qué sabrá nadie.
Los escritores, desde luego, se sienten autorizados a despotricar sobre lo humano y lo divino, sin pensar en quienes son sus referentes...
Esto no va a quedar así.
"Toda ficción es un fantasma del deseo" escribe Ricardo Menéndez Salmón en "La luz es más antigua que el amor" (Barcelona, Seix-Barral, 2010; pág.76). Hum.
Pero yo, Maldonado, no escribo ficción: es mi vida en canal, mi cuerpo eviscerado el que se muestra en mi novela. Mis deseos en racimo empapelado y colgado, al alcance de cualquier mano.
Herminia Luque Ortiz, "Bitácora de Poseidón". Sevilla, Paréntesis editorial, 2010.
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