Veranos

viernes, 29 de julio de 2011

No, así no era la cocina de mi piso pero podía haber sido algo similar. Cómo añoro los veranos pasados en la ciudad, cuando se podía andar de verdad por las aceras de Pedro Antonio, sin ser llevado en volandas por masas de estudiantes, sin necesidad de pensar en el extraño lugar en el que la sociedad coloca a un joven que no sale con chicas ni se gasta su dinero en alcohol.
Una cerveza fría y una lata de calamares al llegar al casa eran la delicia más perfecta Alguna vez, incluso, llegué a mentir a mis padres y decirles que me habían suspendido para septiembre con tal de no ir al pueblo y quedarme disfrutando de las soledades de mi calle....Benditos treinta y cinco grados que dejan las ciudades con los intestinos vacíos, sus escasos ocupantes felices como amebas....