¡Qué descaro! Fíjense en ese señor de la derecha. Tiene un libro sobre la mesa en el que supuestamente se habla de mi vida y peripecias. Tuvo el atrevimiento, además, de abrirlo y leer, con gran vehemencia, el primer párrafo, aquél en el que se dice que odio el mar....
La que dice ser la autora se puso a hablar de otras cosas (leyó cosas rarísimas sobre "la mujer fea en el siglo XIX", en contra de toda actividad deportiva, hasta un relato con un señor de bigote y tricornio dentro...). Al menos, esta vez, me dejó tranquilo.
Pero Juan Carlos Friebe, no. Erre que erre con Maldonado y sus manías particulares.
Temblando estoy desde que lo he sabido: otra vez va Herminia a Granada a hablar de no sé qué (ella dice que de literatura). Espero que no vuelva a leer nada de "Bitácora de Poseidón", que me deje en paz ya de una vez. Y se dedique a leer esos aforismos que tanta gracia le hacen a ella y esos libros de ensayo que tanto le gustan. Y se olvide de mí y de Sara Mar y de Rebeca y de Transverberación López Guijarro, alias Berbie...
Si fuera capaz lo haría: iría, discretamente agazapado en mi disfraz de GTI (Gran Tímido Irredento) para comprobar que, efectivamente, Herminia se ha olvidado ya deMaldonado. El 19 de febrero, sábado, a las doce.
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